Uno de los primeros moradores de Tomelloso, pocos años antes de su muerte destinó parte de su fortuna a la construcción de la primera capilla de la por entonces pequeña iglesia de Tomelloso, capilla de la que aún hoy en día se puede observar su bóveda tardogótica. Además, dedicó recursos para fundar y habilitar el primer hospital de la localidad, que en realidad no era sino una especie de hospedería para personas sin recursos, normalmente viajeros y transeúntes. El actual paraje de Galindo del término municipal de Tomelloso lleva este nombre como recuerdo secular del lugar donde estuvieron sus heredades.