El tiempo en la Escuela es un elemento importante de la acción educativa. La organización del tiempo escolar va más allá de la temporalización de las actividades o de la elaboración de horarios. El tiempo ha de ser entendido, en esta etapa, como instrumento o herramienta útil para la organización de la vida escolar, pero también, como elemento que contribuye al proceso de construcción personal de los niños, de ahí su importancia.
Cada niño ha de disponer del tiempo necesario para crecer y desarrollarse de acuerdo con sus ritmos individuales. El tiempo lo organizaremos, por tanto, de manera flexible y natural generando un ritmo sosegado donde no se atosigue a los niños exigiéndoles una pronta realización de las actividades o adquisición de destrezas, sino más bien ofreciendo momentos y situaciones donde se cuente con el tiempo necesario para poder jugar, reír, conocer, explorar y aprender junto con la persona adulta y compañeros.
En la organización de los tiempos diarios es importante establecer un marco estable que facilite la interiorización de ritmos, aportando seguridad y estabilidad, donde los niños han de encontrar un tiempo suficiente para la satisfacción de sus necesidades -alimentación, higiene, reposo, actividad-. Al organizar la secuencia de tiempos diarios se ha de tener en cuenta un necesario equilibrio entre tiempos definidos por persona adulta y tiempos donde los niños puedan organizar libremente su actividad, dando oportunidad para iniciar-desarrollar-finalizar sus juegos. De manera que permita a los educadores observar y apoyar el crecimiento a partir de sus ritmos y necesidades personales, esto nos facilitará el equilibrio entre los tiempos de acciones grupales y tiempos de acciones individuales.
Otro aspecto a tener en cuenta al organizar los tiempos diarios será el no establecer diferencia, ni divisiones entre tiempos de trabajo y tiempos de ocio, se aprende en cualquier momento y situación. Toda la estancia del niño en la escuela es considerada como tiempo educativo, necesitando, por tanto, de la presencia y apoyo de las personas adultas tanto en las tareas que se realizan en el interior del aula como en el patio, en momentos de actividad dirigida como de actividad libre, en la comida, excursiones, etc.
Será necesario, a su vez, realizar una planificación del tiempo desde una perspectiva más global del curso escolar. Los cambios que se producen en estas edades en pocos meses hacen necesario pensar en las modificaciones de espacios, tiempos y materiales a establecer a lo largo del año.
Los horarios dentro de la Escuela serán los marcados por los propios intereses de los niños, incorporándose poco a poco una serie de rutinas que le ayudarán a saber en qué momento del día se encuentran, lo que les hará sentirse más seguros.
Los niños no podrán permanecer en el centro más de 8 horas.